martes, 23 de julio de 2013

Entre geranios, la roca

RIVERSIDE - Reality Dream HD [Full Concert]

Con el agua al cuello - Petros Márkaris

Las declaraciones y los comentarios de los periodistas son el aperitivo. El plato fuerte del noticiario es la crisis económica y las interminables conversaciones con representantes de los partidos y de los sindicatos con varios expertos en el tema. Pero, a fuerza de repetir noche tras noche, el plato fuerte va convirtiéndose en rancho de cuartel. La cena que nos ofrecen hoy, sin embargo, no es plato fuerte ni rancho. Es un auténtico manjar. -Y ahora, señores telespectadores, tendrán la oportunidad de asistir a una reveladora entrevista con el señor Henrik de Moor. El señor De Moor es uno de los altos cargos de la agencia de calificación Wallace and Cheney y se encuentra en nuestro país para reunir datos acerca de la evolución de la economía Griega. Me gustaría recordar que la agencia Wallace and Cheney fue de las primeras en describir los bonos griegos como"basura", es decir, papel mojado. (...) De Moor la mira con una simpática sonrisa. -En primer lugar, a diferencia de lo que se dice actualmente en todo el mundo, tomar dinero prestado no es malo, señora Berketi. -El hombre habla en inglés y yo tengo que leer los subtítulos para enterarme de lo que dice-. El que recibe un préstamo puede financiar su empresa, su negocio o su país con el dinero de otros. Y los que prestan el dinero obtienen un beneficio por ello. Es una transacción saludable. El problema surge cuando el que ha tomado dinero prestado no puede devolverlo. Grecia se encuentra actualmente en esa situación y es aquí donde intervenimos nosotros. Advertimos a los inversores: "Cuidado, si prestan dinero a este empresario o a este país,el riesgo de no recuperar su inversión es demasiado grande". Es lo que decimos de Grecia. Si los inversores compran bonos griegos, el riesgo de que Grecia no sea capaz de hacer frente a sus deudas es considerable, según los datos de los que disponemos. -Grecia, sin embargo, tras las presiones del Fondo Monetario Internacional y de la Unión Europea, ha tomado ya medidas muy duras -interviene el comentarista-, medidas dolorosas para la sociedad del bienestar griega. De Moor le dirige una mirada irónica. -¿La sociedad del bienestar? -repite entre risas-. ¿Qué sociedad del bienestar? Europa descubrió la sociedad del bienestar después de la segunda guerra mundial bajo la influencia de los países comunistas. Éstos hablaban continuamente de esa sociedad y Europa occidental adoptó la idea para contener el avance del comunismo. Las sociedades del bienestar se vinieron abajo en 1989, señor Galanópulos, y créame, no se ha perdido nada. -Prosigue con gravedad-: Las sociedades del bienestar no existen, señor Galanópulos. Sólo existen los grupos de presión. Empresarios que luchan por los suyos a través de los sindicatos y de otras organizaciones... Sólo existen grupos que defienden sus intereses. La sociedad a la que usted alude es un invento. -Esto no cambia en nada el hecho de que los más débiles carguen con el peso de las medidas. -Disculpe, pero a mí me parece lógico que los que más invierten, los que crean empresas y los que generan puestos de trabajo obtengan mayores beneficios y privilegios. Nos guste o no, son los poderosos los que impulsan la sociedad y los débiles les siguen. Si faltase el impulso, los débiles serían los primeros en hundirse. Y, de acuerdo, es justo que los que ganen más dinero paguen más impuestos. Pero ustedes no tienen mecanismos para recaudar impuestos. Por un lado, quieren que los que más producen y ganan inviertan sus ganancias en beneficio de los pobres, cosa que es injusta. Por el otro, no son capaces de cobrarles impuestos a los más ricos, que sí sería justo. Para concluir diré que uno de los factores que provocaron el desmoronamiento de su país es su incapacidad para asentar sobre unas bases sólidas las relaciones entre los distintos grupos sociales. -Nos hundiremos sin remedio -comenta Adrianí. -¿Por qué? -le digo. -Nosotros nos pasamos el día haciendo preguntas y él ya tiene una respuesta para todo. Cuando tú te haces preguntas y el otro ya tiene las respuestas, no hay escapatoria: te hundes. -Pasemos a otro tema -dice Berketi, la presentadora-. ¿Cómo ve ahora a Grecia, una vez adoptadas las medidas de ajuste? -Para serle sincero, dudaba mucho de que su gobierno se atreviera a tomar medidas tan duras. Pero lo hizo y está en el buen camino. -¿Cree que nos salvaremos? -interviene el comentarista. De Moor sonríe de nuevo. - No es fácil contestar a esto. Verá, Grecia es como una piedra que cae en el agua: mientras se hunde genera ondas. La primera onda abarca a los países del sur de Europa. Si éstos no se hunden también, Grecia tendrá más posibilidades de salvarse. La segunda onda, más amplia que la primera, abarca a Europa entera, que tiene una moneda común pero carece de una política económica general y se rige por políticas nacionales diferentes y contradictorias. Por eso le he dicho, señor Galanópulos, que la sociedad a la que usted alude no existe. Si existiera, sería la Unión Europea. Sin embargo, en Europa, como en Grecia, sólo existen grupos e intereses en conflicto, aunque utilicen la misma moneda. En consecuencia, corren el riego de cobrar todos con la misma moneda: la bancarrota. -"A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar." -Adrianí acaba de soltar una de sus insuperables sentencias, lo cual me confirma que, definitivamente, se ha recuperado. La entrevista concluye con sonrisas y agradecimientos por parte de la presentadora y del comentarista. Me dispongo a irme a dormir cuando suena el móvil y reconozco en la pantalla el número de Zisis. -¿Cómo es que llamas tan tarde? -pregunto, preocupado. Suele telefonearme al despacho por la mañana o a primera hora de la tarde. -Quería preguntarte cuándo podré conocer al que mató a los dos banqueros? No sé si me toma el pelo o si es que se ha vuelto tarumba, por lo que le pregunto con cautela: -¿Para qué quieres conocerlo? -Para estamparle un par de besos. -Todavía no sabemos si fue él. -Vale, esperaré a que se cargue también al que acaba de salir por televisión y le besaré por los tres asesinatos juntos. -¿Por qué crees que va a matarle? -Porque, con las cosas que dice, es para matarle. (Págs.127-130) Nota: La novela fue publicada en 2010.