domingo, 31 de diciembre de 2006

2006: Luces y Sombras

Apariencia de otoño, realidad de invierno.
Telaraña invisible
hielo que aprisiona hojas
inmoviliza ramas
Gélido aliento que alarga la vida.

sábado, 16 de diciembre de 2006

El Montalban-o de Andrea Camilleri

Se despertó muy mal: las sábanas, en medio del sudor del sueño, alterado por culpa del kilo y medio de sardinas al horno rellenas con anchoas, cebolla, perejil y pasas que se había zampado la vispera, se le habían enrollado apretadamente alrededor del cuerpo cual si fueran las vendas de una momia. Se levantó, se dirigió a la cocina , abrió el frigorifico y se bebió media botella de agua helada. Mientras lo hacía miró a través de la ventana abierta. La luz del amanecer presagiaba un buen día, con un mar como una balsa de aceite y un cielo claro y sin nubes. Montalbano, muy sensible a los cambios metereológicos, se tranquilizó a propósito de su estado de ánimo en las próximas horas. Era todavía muy temprano, por lo que volvió a acostarse cubriéndose la cabeza con la sábana, dispuesto a dormir un par de horitas más. Tal como siempre hacía antes de quedarse dormido, pensó en Livia, en su cama de Boccadasse, Génova: era una presencia benéfica en cada viaje que él emprendía a the country of sleep, como decía un poema de Dylan Thomas que le había encantado. El Ladrón de Meriendas

domingo, 10 de diciembre de 2006

OLYMPO - Dan Simmons


La segunda noche de caminata por la Brecha Atlántica como Moira, Harman se encontró pensando en muchas cosas.

Algo en aquello de caminar entre dos altas murallas de agua (el Atlántico tenía en aquel punto más de mil quinientos metros de profundidad, en su segundo día de camino y a casi ciento veinte kilómetros de la costa) era absolutamente mesmérico. Un puñado de memorias proteínicas almacenadas en las hélices de ADN en algún lugar de su espalda tiró pedantemente de la conciencia de Harman y quiso repasar los detalles. (La palabra mesmérico procede de Franz Anton Mesmer, nacido el 23 de mayo de 1734 en Iznang, Suavia, fallecido el 5 de marzo de 1815 en Meersburg, Suavia: físico alemán cuyo sistema terapéutico conocido como mesmerismo, en el que tomaba control simpatético de la conciencia de sus pacientes, fue el predecesor de la posterior práctica de la hipnósis...) La mente de Harman, perdida en laberintos de pensamiento, apartó la interrupción. Estaba consiguiendo descartar las voces absurdas que rugían en su mente, pero la cabeza aún le dolía a rabiar.

**************

El Demagorgo truena. Tan fuerte que al principio Aquiles piensa que se trata del volcán más cercano en plena erupción. Entonces el tronar se modula en palabras.

-SI EL ABISMO PUDIERA VOMITAR SUS SECRETOS...PERO UNA VOZ ES DESEO, LA PROFUNDA VERDAD NO TIENE IMÁGENES; ¿DE QUÉ TE SERVIRÍA POSAR TU MIRADA EN ELMUNDO QUE GIRA?¿DE QUÉ SIRVE HABLAR DE HADO, TIEMPO, OCASIÓN, OPORTUNIDAD Y CAMBIO?A TODAS ESTAS COSAS ESTÁN SUJETAS MENOS EL AMOR ETERNO Y LA PERFECCIÓN DE LA QUIETUD.

domingo, 5 de noviembre de 2006

Somewhere Over The Rainbow


Somewhere over the rainbow
Way up high,
There's a land that I heard of
Once in a lullaby.
Somewhere over the rainbow
Skies are blue,
And the dreams that you dare to dream
Really do come true.

Someday I'll wish upon a star
And wake up where the clouds are far
Behind me.
Where troubles melt like lemon drops
Away above the chimney tops
That's where you'll find me.

Somewhere over the rainbow
Bluebirds fly.
Birds fly over the rainbow.
Why then, oh why can't I?


If happy little bluebirds fly
Beyond the rainbow
Why, oh why can't I?

domingo, 15 de octubre de 2006

Marea Baja














Y el tiempo, implacable, llegó
repicando otra hora,
asistiendo impotente al devenir
(del cambio previsible, no soñado)
Quise removerme, rebelarme
planée una estrategia:
horadaría mi vientre, ensancharía mi ombligo
( en un cuenco de nácar te retendría conmigo)
Tú el mar que va y viene
yo la orilla que detiene
aqui nos tienes:

jueves, 12 de octubre de 2006

El Experimento de Pott - Pitigrilli

*** El amor es un cambio de velocidad en el ritmo de la fantasía.

*** No quisiera nunca un amor de arrebato; preferiría un amor intenso. Me gusta la intensidad y no la tensión, porque mido el amor por amperios y no por voltios.

*** Las cosas no son como son, sino como se miran.

*** Si sobre el bicarbonato de sosa del sentido común se echa el ácido tartárico de la crítica, sobreviene la efervescencia de la ironía.

*** La risa es la aritmética elemental; el humorismo, el algebra; y la ironía, el cálculo infitesimal.

*** Las palabras son venenos, y ustedes los intelectuales se equivocan cuando creen pertenecer a una aristocracia; se equivocan, si, señor, cuando desprecian a los hombres comunces, suponiendo que es más fácil vender garbanzos que música, y que es más importante un estudio sobre Montaigne que el precio de las uvas.

*** Si la iglesia, como dijo Voltaire, es la ópera de los pobres, el tribunal es para ellos un teatro de verso.

*** Lás máximas de los muertos sirven, con mucha frecuencia, para amparar las tonterías de los vivos.

*** El amor es un estado de alucinación, electromágnetico, recíprocamente sugestivo, que para que subsista no debe ser turbado por incidente alguno; cuando entre un hombre y una mujer se etablece esa cierta diferencia potencial que forma el amor, si se turba se extingue. El amor está constituido por esos pequeños elementos inaferrables que engendran las ondas; esos elementos inaferrables son las tonterías que se cometen, se dicen o se piensan, los diminutivos adorablemente grotescos con que nos llamamos, el gesto tierno de la mujer al hacernos la corbataa, y el del hombre cuando se inclina para besarle a ella los piececitos. Los condensadores que regulan estas corrientes son en extremo sensibles: basta la más pequeña separación para que la onda no sea emitida o no sea recogida; entonces el equilibrio sobre el que asentamos la pirámide de cristal se rompe y la pirámide se desploma, las adorables tonterías se convierten en estupideces, y los diminutivos y abreviativos se hacen extraordinariamente ridículos: Margot se transforma en Margarita, Mimí en Micaela y Pepito en José; el hombre se cambia en un imbécil que no sabe hacerse la corbata, la niña en mujer y los piececitos, los adorables piececitos, mórbidos y dulces, son ya sencillamente pies. En toda lucha entre el amor y la costumbre, lo que invariablemente sucumbe es el amor. La costumbre: he ahí el gran enemigo de la carne; no hay ya diferencia de potencial; uno y otro se influencian alternativamente.

domingo, 27 de agosto de 2006

Orgullo y Prejuicio


***
_ Tal vez sea mejor en este caso, poder escapar a la curiosidad de las gentes; pero a veces es malo ser tan reservada. Si una mujer disimula su afecto al objeto del mismo, puede perder la oportunidad de conquistarle; y entonces es un pobre consuelo pensar que los demás están en la misma ignoracia. Hay tanto de gratitud y vanidad en los cariños que no es conveniente dejarlos a la deriva.

***
_ ¿Acostumbra usted a hablar mientras baila?
_ Algunas veces. Es preciso hablar un poco, ¿no cree? Sería extraño estar juntos durante media hora y no decir ni una palabra. Pero en atención a algunos, hay que llevar la conversación de modo que no se vean obligados a decir más de lo preciso.
_ ¿Se refiere a usted misma o lo dice por mi?
_ Por los dos, pues he encontrado un gran parecido en nuestra forma de ser. Los dos somos insociables, taciturnos y enemigos de hablar, a menos que esperemos decir algo que deslumbre a todos los presentes y pase a la posteridad con todo el brillo de un proverbio.
_ Estoy seguro de que usted no es así. En cuanto a mí, no sabría decirlo. Usted sin duda, cree que me ha hecho un fiel retrato.
_ No puedo juzgar mi propia obra.
Jane Austen

miércoles, 23 de agosto de 2006

Tears in Rain


"I've seen things you people wouldn't believe.
Attack ships on fire off the shoulder of Orion.
I watched C-beams glitter in the dark near the Tannhausergate.
All those moments will be lost in time,
like tears in rain.
Time to die"

lunes, 3 de julio de 2006

Hope There's Someone - Antony and The Johnsons


Hope there's someone
Who'll take care of me
When I die, will I go

Hope there's someone
Who'll set my heart free
Nice to hold when I'm tired

There's a ghost on the horizon
When I go to bed
How can I fall asleep at night
How will I rest my head

Oh I'm scared of the middle place
Between light and nowhere
I don't want to be the one
Left in there, left in there

There's a man on the horizon
Wish that I'd go to bed
If I fall to his feet tonight
Will allow rest my head

So here's hoping I will not drown
Or paralyze in light
And godsend I don't want to go
To the seal's watershed

Hope there's someone
Who'll take care of me
When I die, Will I go

Hope there's someone
Who'll set my heart free
Nice to hold when I'm tired

Antony & the Johnsons

lunes, 26 de junio de 2006

El Delantero Centro será asesinado al Atardecer



Porque habéis usurpado la función de los dioses que en otro tiempo guiaron la conducta de los hombres, sin aportar consuelos sobrenaturales, sino simplemente la terapia del grito más irracional: el delantero centro será asesinado al atardecer.

Porque vuestro delantero centro es el instrumento que utilizáis para sentiros dioses gestores de victorias y derrotas, desde la cómoda poltrona de césares menores: el delantero centro será asesinado al atardecer.

Porque el atardecer es la hora baja en la que descienden los biorritmos del entusiasmo y el degüello y el estertor resuenan con una música tan truculenta como melancólica: el delantero centro será asesinado al atardecer.
Vázquez Montalbán

sábado, 17 de junio de 2006

La Posibilidad de una Isla



Mi vida, vida mía, mi antiquísima vida,
Mi primer deseo mal curado,
Mi primer amor disminuido,
Has tenido que volver.

He tenido que conocer
Lo mejor que hay en la vida,
Dos cuerpos que disfrutan de su felicidad
Uniéndose y renaciendo sin fin.

En completa dependencia
Comparto el temblor del ser,
La vacilación de desaparecer,
El sol que azota el lindero.

Y el amor, en el que es todo fácil,
Donde todo se da al instante:
Existe en mitad del tiempo
La posibilidad de una isla .
Michel Houellebecq

martes, 16 de mayo de 2006

Los Muertos - Joyce


Unos golpes ligeros en los cristales hicieron dirigir la vista a la ventana. Había empezado a nevar otra vez. Medio dormido contempló los copos, plateados y oscuros, cayendo oblicuamente contra los faroles. Había llegado la hora de ponerse en camino hacia el oeste. Sí, los periódicos tenían razon: La nieve se extendía por toda Irlanda. Estaba cayendo por todas partes en la oscura llanura central, sobre las colinas sin árboles, cayendo suavemente sobre el pantano cenagoso de Allen y más hacia el oeste, cayendo para unirse a las olas de las sombrías y rebeldes aguas del río Shannon. Caía también sobre el desolado cementerio de la colina, donde estaba enterrado Michael Furey. Se posaba, espesa, sobre las cruces y lápidas torcidas, sobre los barrotes de la verja, sobre los yermos espinos. Su alma se fue desvaneciendo poco a poco mientras oía el ruido de la nieve cayendo levemente sobre el universo y cayendo levemente también, como el descenso de su final postrero, sobre los vivos y los muertos.

miércoles, 10 de mayo de 2006

La Piel Fría - Albert Sánchez Pinyol



** Pero el paisaje que un hombre ve, de ojos para afuera, suele ser el reflejo de lo que esconde, de ojos para adentro.



** He aqui la debilidad humana que consiste en concebir una esperanza y anunciarla hasta el infinito,de tal manera que la misma reiteración hace que el deseo la confunda con la realidad.



** Nunca estamos infinitamente lejos de aquellos a los que odiamos.Por esa misma razón, entonces, podríamos creer que nunca estaremos absolutamente cerca de aquellos a quienes amamos.



** Pero quien no está dispuesto a modificar el prisma de sus ojos cuando la vida y el futuro dependen de la mirada que se dedique al enemigo.

** ¿Qué son nuestros sentimientos? Notícias que nos hablan de nosotros.

domingo, 26 de febrero de 2006

Le Petit Prince


XXVI

IL y avait, à côté du puits, une ruine de vieux mur de pierre. Lorsque je revins de mon travail, le lendemain soir, j'aperçus de loin mon petit prince assis là-haut, les jambes pendantes. Et je l'entendis qui parlait:

-
Tu ne t'en souvens donc pas? disait-il. Ce n'est pas tout à fait ici!
Une autre voix lui répondit sans doute, puisqu'il répliqua:
- Si! Si! c'est bien le jour, mais ce n'est pas ici l'endroit...
Je poursuivis ma marche vers le mur. Je ne voyais ni entendais toujours personne. Pourtant le petit prince répliqua de nouveau:
- Bien sûr. Tu verras où commence ma trace dans le sable. Tu n'as qu'a m'y attendre. J'y serai cette nuit...
J'étais à vingt mètres du mur et je ne voyais toujours rien.
Le petit prince dit encore, après un silence:
- Tu as du bon venin? Tu es sûr de ne pas me faire souffrir longtemps?
Je fis halte, le coeur serré, mais je ne comprennais toujours pas.
- Maintenant va-t'en, dit-il... je veux redescendre!
Alors j'abaissai moi-même les yeux vers le pied du mur, et je fis un bond! Il était là, dressé vers le petit prince, un de ces serpents jaunes qui vous exécutent en trente secondes. Tout en fouillant ma poche pour en tirer mon révolver, je pris le pas de course, mais, au bruit que je fis, le serpent se laissa doucement couler dans le sable, comme un jet d'eau qui meurt, et, sans trop se presser, se faufilla entre les pierres avec un léger bruit de métal.
Je parvins au mur juste à temps pour y recevoir dans les bras mon petit bonhomme de prince, pâle comme la neige.
- Quelle est cette histoire-là! Tu parles maintenent avec les serpents!
J'avais défait son éternel cache-nez d'or. Je lui avait mouillé les tempes et l'avais fait boire. Et maintenant je n'osais plus rien lui demander. Il me regarda gravement et m'entoura le cou de ses bras. Je sentais battre son coeur comme celui d'un oiseau qui meurt, quand on l'a tiré à la carabine. Il me dit:
- Je suis content que tu aies trouvé ce qui manquait à ta machine. Tu vas pouvoir rentrer chez toi...
- Comment sais-tu?
- Je venais justement lui annoncer que, contre toute espérence, j'avais réussi mon travail!
Il ne répondit rien à ma question, mais il ajouta:
- Moi aussi, aujourd'hui, je rentre chez moi...
Puis, mélancolique:
- C'est bien plus loin... c'est bien plus difficile...
Je sentais bien qu'il se passait quelque chose d'extraordinaire. Je le serrais dans mes bras comme un petit enfant, et cependant il me semblait qu'il coulait verticalement dans un abîme sans que je pusse rien pour le retenir...
Il avait le regard sérieux, perdu très loin:
- J'ai ton mouton. Et j'ai la caisse pour le mouton. Et j'ai la muselière...
Et il sourit avec mélancolie.
J'attendis longtemps. Je sentais qu'il se réchauffait peu à peu:
- Petit bonhomme, tu as peur...
Il avait eu peur, bien sûr! Mais il rit doucement:
- J'aurai bien plus peur ce soir...
De nouveau je me sentis glacé par le sentiment de l'irréparable. Et je compris que je ne supportais pas l'idée de ne plus jamais entendre ce rire. C'était pour moi comme une fontaine dans le désert.
- Petit bonhomme, je veux encore t'entendre rire...
Mais il me dit:
- Cette nuit, ça fera un an. Mon étoile se trouvera juste au-dessus de l'endroit où je suis tombé l'année dernière...
- Petit bonhomme, n'est-ce pas que c'est un mauvais rêve cette histoire de serpent et de rendez-vous et d'étoile...
Mais il ne répondit pas à ma question. Il me dit:
- Ce qui est important, ça ne se voit pas...
- Bien sûr...
- C'est comme pour la fleur. Si tu aimes une fleur qui se trouve dans une étoile, c'est doux, la nuit, de regarder le ciel. Toutes les étoiles sont fleuries.
- Bien sûr...
- C'est comme pour l'eau. Celle que tu m'as donnée à boire était comme une musique, à cause de la poulie et de la corde... tu te rappelles...elle était bonne.
- Bien sûr...
- Tu regarderas, la nuit, les étoiles. C'est trop petit chez moi pour que je te montres où se trouve la mienne. C'est mieux comme ça. Mon étoile, ça sera pour toi une des étoiles. Alors, toutes les étoiles, tu aimeras les regarder... Elles seront toutes tes amies. Et puis je vais te faire un cadeau...
Il rit encore.
- Ah! petit bonhomme, petit bonhomme j'aime entendre ce rire!
- Justement ce sera mon cadeau... ce sera comme pour l'eau...
- Que veux-tu dire?
- Les gens ont des étoiles qui ne sont pas les mêmes. Pour les uns, qui voyagent, les étoiles sont des guides. Pour d'autres elles ne sont rien que de petites lumières. Pour d'autres qui sont savants elles sont des problèmes. Pour mon businessman elles étaient de l'or. Mais toutes ces étoiles-là elles se taisent. Toi, tu auras des étoiles comme personne n'en a...
- Que veux-tu dire?
- Quand tu regarderas le ciel, la nuit, puisque j'habiterai dans l'une d'elles, puisque je rirai dans l'une d'elles, alors ce sera pour toi comme si riaient toutes les étoiles. Tu auras, toi, des étoiles qui savent rire!
Et il rit encore.
- Et quand tu seras consolé (on se console toujours) tu seras content de m'avoir connu. Tu seras toujours mon ami. Tu auras envie de rire avec moi. Et tu ouvriras parfois ta fenêtre, comme ça, pour le plaisir... Et tes amis seront bien étonnés de te voir rire en regardant le ciel. Alors tu leur diras: "Oui, les étoiles, ça me fait toujours rire!" Et ils te croiront fou. Je t'aurai joué un bien vilain tour...
Et il rit encore.
- Ce sera comme si je t'avais donné, au lieu d'étoiles, des tas de petits grelots qui savent rire...
Et il rit encore. Puis il redevint sérieux:
- Cette nuit... tu sais... ne viens pas.
- Je ne te quitterai pas.
- J'aurai l'air d'avoir mal... j'aurai un peu l'air de mourir. C'est comme ça. Ne viens pas voir ça, ce n'est pas la peine...
- Je ne te quitterai pas.
Mais il était soucieux.
- Je te dis ça... c'est à cause aussi du serpent. Il ne faut pas qu'il te morde... Les serpents, c'est méchant. Ca peut mordre pour le plaisir...
- Je ne te quitterai pas.
Mais quelque chose le rassura:
- C'est vrai qu'ils n'ont pas le venin pour la seconde morsure...
Cette nuit-là je ne le vis pas se mettre en route. Il s'était évadé sans bruit. Quand je réussis à le joindre il marchait décidé, d'un pas rapide. Il me dit seulement:
- Ah! tu es là...
Et il me prit par la main. Mais il se tourmenta encore:
- Tu as eu tort. Tu auras de la peine. J'aurai l'air d'être mort et ce ne sera pas vrai...
Moi je me taisais.
- Tu comprends. C'est trop loin. Je ne peux pas emportes ce corps-là. C'est trop lourd.
Moi je me taisais.
- Mais ce sera comme une vieille écorce abandonnée. Ce n'est pas triste les vieilles écorces...
Moi je me taisais.
Il se découragea un peu. Mais il fit encore un effort:
- Ce sera gentil, tu sais. Moi aussi je regarderai les étoiles. Toutes les étoiles seront des puits avec une poulie rouillée. Toutes les étoiles me verseront à boire...
Moi je me taisais.
- Ce sera tellement amusant! Tu auras cinq cents millions de grelots, j'aurai cinq cent millions de fontaines...
Et il se tut aussi, parce qu'il pleurait...
- C'est là. Laisse moi faire un pas tout seul.
Et il s'assit parce qu'il avait peur.
Il dit encore:
- Tu sais... ma fleur... j'en suis responsable! Et elle est tellement faible! ET elle est tellement naive. Elle a quatre épines de rien du tout pour la protéger contre le monde...
Moi je m'assis parce que je ne pouvais plus me tenir debout.
Il dit:
- Voilà... C'est tout...
Il hésita encore un peu, puis se releva. Il fit un pas. Moi je ne pouvais pas bouger.
Il n'y eut rien qu'un éclair jaune près de sa cheville. Il demeura un instant immobile. Il ne cria pas. Il tomba doucement comme tombe un arbre.
Ca ne fit même pas de bruit, à cause du sable.

viernes, 17 de febrero de 2006

El desierto de los tártaros

Dinno Buzzati

Buzzati nació en 1906 en la antigua ciudad de Belluno, cerca del Véneto y de la frontera con Austraia. Fue periodista y se entregó después a la literatura fantástica. Su primer libro, Bàrnabo delle Montagne, data de 1933; el último, I miracoli di Val Morel, de 1972, el año de su muerte. Su vasta obra, no pocas veces alegórica, exhala angustia y magia. El influjo de Poe y de la novela gótica ha sido declarado por él. Otros han hablado de Kafka. ¿Por qué no aceptar, sin desmedro alguno de Buzzati, ambos ilustres magisterios?
Este libro, que es acaso su obra maestra y que ha inspirado un hermoso filme de Valerio Zurlini, está regido por el método de la postergación indefinida y casi infinita, caro a los eleatas y a Kafka. El ámbito de las ficciones de kafka es deliberadamente gris y mediocre y sabe a burocracia y a tedio. Tal no es el caso de esta obra. Hay una víspera, pero es la de una enorme batalla, temida y esperada. Dino Buzzati, en estas páginas, retrotae la novela a la epopeya, que fue su manantial. El desierto es real y es simbólico. Está vacío y el héroe espera muchedumbres. (Prólogo de Jorge Luís Borges para El Desierto de los Tártaros )
***Hasta entonces había avanzado por la despreocupada edad de la primera juventud, un camino que de niño parece infinito, por el que los años discurren lentos y con paso ligero, de modo que nadie nota su marcha. Se camina plácidamente, mirando con curiosidad alrededor, no hay ninguna necesidad de apresurarse, nadie nos hostiga por detrás y nadie nos espera, también los compañeros avanzan sin aprensiones, parándose a menudo a bromear. Desde las casas, en las puertas, las personas mayores saludan benignas y hacen gestos indicando el horizonte con sonrisas de inteligencia; así el corazón empieza a latir con heroicos y tiernos deseos, se saborea la víspera de las cosas maravillosas que esperan más adelante; aún no se ven, no, pero es seguro, absolutamente seguro, que un día llegaremos a ellas.
¿Queda aún mucho? No, basta con atravesar aquel río de allá al fondo, con franquear aquellas verdes colinas. ¿No habremos llegado ya, por casualidad? ¿No son quizá estos árboles, estos prados, esta blanca casa lo que buscábamos? Por unos instantes da la impresión de que sí y uno quisiera detenerse. Después se oye decir que delante es mejor y se reanuda sin pensar un camino.
Así se continúa andando en medio de una espera confiada, los días son largos y tranquilos, el Sol resplandece alto en el cielo y parece que nunca tiene ganas de caer hacia poniente.
Pero a cierto punto, casi instintivamente, uno se vuelve hacia atrás y ve que una verja se ha atrancado a sus espaldas, cerrando la vía del retorno. Entonces se siente que algo ha cambiado, el Sol ya no parece inmóvil, sino que se desplaza rápidamente, ¡ay!, casi no da tiempo de mirarlo y ya se precipita hacia el límite del horizonte; uno advierte que las nubes ya no se estancan en los golfos azules del cielo, sino que huyen superponiéndose unas a otras, tanta es su prisa; uno comprende que el tiempo pasa y que el camino un día tranquilo tendrá que acabar también.
Cierran a cierto punto a nuestras espaldas una pesada verja, la cierran con velocidad fulminante y no da tiempo de regresar. Pero Giovanni Drogo en ese momento dormía, ignorante, y sonreía en sueños como hacen los niños.
Pasarán días antes de que Drogo comprenda lo que ha sucedido. Será entonces como un despertar. Mirará a su alrededor, incrédulo; después oirá un pataleo de pasos que llegan a sus espaldas, verá la gente que, despertada antes que él, corre afanosa y se le adelanta para llegar primero. Oirá el latido del tiempo escandir ávidamente la vida. A las ventanas ya no se asomarán risueñas figuras, sino rostros inmóviles e indiferentes. Y si él pregunta cuánto camino queda, ellos señalarán el nuevo horizonte, sí, pero sin ninguna bondad y alegría. Mientras tanto los compañeros se perderán de vista, alguno se queda atrás, agotado; otro ha escapado delante; ahora ya no es sino un minúsculo punto en el horizonte.
*** Poco a poco la confianza se debilitaba. Es difícil creer en algo cuando uno está solo y no puede hablar de ello con nadie. Precisamente en esa época Drogo se dió cuenta de que los hombres, por mucho que quisieran, siempre permanecen alejados; si uno sufre, el dolor es completamente suyo, ningún otro puede tomar para sí ni una mínima parte; si uno sufre, no por eso los otros sienten el daño, aunque el amor sea grande, y eso provoca la soledad en la vida.
*** Y, sin embargo, un día advirtió que hacía bastante tiempo que ya no iba a cabalgar por la explanada de detrás de la fortaleza. Advirtió incluso que no tenía ningunas ganas y que en los últimos meses (quién sabe exactamente cuántos) ya no subía las escaleras a la carrera, de dos en dos. Bobadas, ha pensado, físicamente se sentía siempre lo mísmo, todo estaba a punto de empezar, no cabía la menor duda; una prueba habría sido ridículamente superflua.
No, físicamente Drogo no ha cambiado, si reanudara las cabalgatas y las carreras escaleras arriba sería muy capaz, pero no es eso lo que importa. Lo grave es que ya no tiene ganas, que prefiere quedarse dormitando al sol después de comer en vez de corretear de un lado o otro por la pedregosa explanada. Esto es lo que cuenta, sólo eso registra los años transcurridos.

martes, 7 de febrero de 2006

L'amant perillosa - Al sud de la frontera, a l'oest del sol


_Al sud de la frontera, a l'oest del sol_ va dir.
_ A l'oest del sol?
_Existeix, un lloc així_ va fer_. ¿No has sentit parlar d'una malaltia que es diu hysteria siberiana?
_ No.
_ Ho vaig llegir en algun lloc fa molt temps. Potser quan feia primer o segon a l'institut. No recordo en quin llibre era, però el fet és que afecta el pagesos que viuen a Sibèria. Intenta imaginar-t'ho. Ets pagès i vius tot sol a la tundra siberiana. Cada dia llaures els camps. Fins a on t'arriba la vista, no hi ha res. Al nord, l'horitzó, a l'est, l'horitzó, a l'oest, l'horitzó. Res més. Cada matí, quan el sol s'alça per l'est, vas a treballar als camps. Quan el sol és ben amunt, descanses i dines. Quan es pon per l'oest, tornes a casa a dormir.
_ No s'assembla gaire a la vida d'un propietari d'un bar d'Aoyama.
_ No, no gaire_ va fer amb un sonriure. Aleshores va inclinar el cap lleugerament_. Tanmateix, el cicle continua, any rere any.
_ Però a Sibèria no llauren pas els camps, a l'hivern.
_ A l'hivern descanses, és clar_va dir_. Es queden a casa i fan altres feines. Quan arriba la primavera, tornen a sortir als camps. Ets aquest pagès. Imagina-t'ho.
_ Mot bé_ vaig dir.
_I aleshores, un dia es mor alguna cosa dintre teu.
_¿Què vols dir?
Va fer que no amb el cap.
_No ho sé. Alguna cosa. Dia rere dia veus com el sort surt per l'est, travessa el cel i es pon per l'oest, però un bon dia alguna cosa es trenca dintre teu i es mor. Deixes l'arada i, sense pensar en res, comences a caminar cap a l'oest. Cap a l'oest del sol. Continues caminant com un posseït, un dia rere l'altre, sense menjar ni beure, fins que caus a terra i et mors. Això és la hysteria siberiana.
Vaig intentar evocar l'imatge d'un pagès siberià mort, estirat a terra de bocaterrosa.
_ ¿Però què hi ha, a l'oest del sol?_li vaig preguntar.
Va tornar a fer que no amb el cap.
_No ho sé. Potser no hi ha res. O potser hi ha alguna cosa. Sigui com sigui, deu ser diferent del sud de la frontera.
Quand Nat King Cole va començar a cantar <>, Shimamoto es va posar a cantar en veu baixa, tal como feia anys enrere.

Pretend you're happy when you are blue
It isn't very hard to do

domingo, 29 de enero de 2006

Las Partículas Elementales- Houellebecq


**La gente suele decir que los ingleses han desarrollado sus cualidades de sangre fría y de reserva, y también una manera de enfrentarse con humor a los acontecimientos de la vida, incluidos los más trágicos. Es bastante cierto, y una completa estupidez por su parte. El humor no nos salva; no sirve prácticamente para nada. Uno puede enfrentarse a los acontecimientos d la vida con humor durante años, a veces muchos años, y en algunos casos puede mantener una actitud humorística casi hasta el final; pero la vida siempre nos rompe el corazón. Por mucho valor, sangre fría y humor que uno acumule a lo largo de su vida, siempre acaba con el corazón destrozado. Y entonces uno deja de reirse. A fin de cuentas ya sólo quedan la soledad, el frío y el silencio. A fin de cuentas, sólo queda la muerte**

** No hay un silencio eterno de los espacios infinitos, pues en realidad no hay ni silencio, ni espacio, ni vacío. El mundo que conocemos, el mundo que creamos, el mundo humano, es redondo, liso, homogéneo y cálido como un seno femenino**

** La historia existe; se impone, reina, su dominio es inevitable. Pero más allá del ámbito histórico estricto, la ambición última de esta obra es saludar a esa especie infortunada y valerosa que nos creó. Esa especie dolorosa y mezquina, apenas diferente del mono, que sin embargo tenía tantas aspiraciones nobles. Esa especie torturada, contradictoria, individualista y belicosa, de un egoísmo ilimitado, capaz a veces de explosiones de violencia inauditas, pero que sin embargo no dejó nunca de creer en la bondad y en el amor.**

domingo, 22 de enero de 2006

Mirada en azul


Domingo por la mañana, salgo temprano.
El pueblo duerme.
El mirlo regresa, canta, conquista el sosiego
(turquesa del tiempo).
Huele a pino. Tierra húmeda.
El cielo promete primavera invernal.
Me acerco al manto azul.
También sueña:
sin rumor alguno.
Crujen los pasos
(agujas en el suelo).
En la distancia quietud.
Única en movimiento:
Rompo el paisaje.
Oigo mi respiración... desacompasada;
la mirada se llena de azul.
Olvido el resto.

viernes, 20 de enero de 2006

La metamorfosis de un virus

Ésta es la nota de cata de un Merlot de Jaume Serra con denominación de origen del Penedès:

"Color rojo cereza con ribetes rubí de media capa. Naríz compleja con notas de café, regalíz, mermelada, vainilla y tabaco. En boca es estructurado, sabroso y tánico. Vía retronasal compleja con aromas de crianza en primer plano."

Yo no sé si retronasalicé lo que no tocaba, el caso es que pillé un resfriado detresparesdenarices. Seguro que habría algún virus perdido en la complejidad, mismamente hablando, y no encontró la salida y allí se quedó: comprando regalices, tomando café, buscando un pitillo, perdiéndose en una tostada con mermelada, mientras sniffabba vainilla.

jueves, 5 de enero de 2006

La Mujer Justa

" -¿Qué ocurre en el alma cuando nos enamoramos?- pregunté como una colegiala.
- En el alma no ocurre nada- dijo en tono didáctico-. Los sentimientos no se manifiestan en el alma. Siguen otro camino. Pero pueden atravesar el alma como el río desbordado atraviesa las zonas inundadas.
- ¿Y una persona inteligente y sensata puede detener esa inundación?.
- Querida señora -dijo con expresión animosa-, ésa es una pregunta interesante. Yo le he dado muchas vueltas. Tengo que responder que hasta cierto punto es posible. Quiero decir que... la razón no puede iniciar ni detener los sentimientos. Pero puede disciplinarlos. Los sentimientos, cuando se vuelven peligrosos para uno mismo y para los demás, se pueden enjaular.
-¿Cómo un puma?- pregunté sin querer
- Como un puma -confirmó, y se encogió de hombros-. En la jaula, el pobre sentimiento empieza dando vueltas, rugiendo, enseñando los dientes, mordiendo los barrotes...pero termina agotado y al final envejece, se le caen el pelo y los dientes, se vuelve manso y triste. Eso se puede hacer...Lo he visto. Gracias a la razón, los sentimientos se pueden amansar y domesticar. Pero, claro - dijo con prudencia-, no es bueno abrir la jaula antes de tiempo. Porque el puma escaparía y, si aún no está domado del todo, podría causar graves problemas." Sándor Márai